sábado, 17 de julio de 2010

palermogotes



Nota publicada en el Periódico Vientosur Nro 48 del mes de julio de 2010



Palermogotes II - Las torres tan temidas, ahora con aires de Marbella
por Sergio Zapatela



El proyecto de un concejal, auspiciado por varios lobbistas del ámbito de la construcción y el visto bueno del Ejecutivo Municipal pretende permitir la construcción de edificios torre en la costa de Punta Mogotes, sin consultar a los vecinos, sin pensar en las casas que van a quedar desvalorizadas bajo el cono de sombra de esos edificios y sin que les importe si van a dejar al barrio sin agua, luz, gas y cloacas, desfigurando y haciendo perder para toda Mar del Plata la característica urbana de un barrio tranquilo y turísticamente exitoso.



En los dos últimos números de Vientosur publicamos sendas entrevistas, primero al Arq° Eduardo Layús –Las torres tan temidas y Empredadores. Vientosur N° 46 -y después al artista gráfico y humorista, vecino de Mogotes. Jorge Tesán -Palermogotes. Vientosur N° 47-, a la sazón principal movilizador a la hora de advertir a la comunidad sobre los perjuicios que conlleva la construcción de torres altas en barrios poblados, fundamentalmente, por vecinos que, al afincarse, han buscado una vida apacible, cosa puesta en peligro por este tipo de emprendimientos.



Más allá de reiterar nuestra adhesión a la no proliferación de torres en Mogotes, desde el diario como desde UpeS –Unidos por el Sur-, queremos aportar, en este caso, dos notas publicadas en diarios nacionales. La primera del diario Perfil sobre la protesta de vecinos de Villa Gesell defendiendo los médanos naturales del norte de esa bellísima ciudad vecina, en peligro de desaparecer por la ejecución de un proyecto inmobiliario cuyo único y principal motivo de existencia es el enriquecimiento de unos pocos en desmedro de la comunidad.



La segunda nota apareció en Página 12 hace ya 3 años. Ocurrió en la bella Costa del Sol, en Marbella. Sirve para tomar conciencia de las sugestivas semejanzas con los proyectos que venimos ventilando desde esta publicación.
Si nos dijesen si queremos que la zona sur de Mar del Plata se parezca a Marbella, muchos titubearíamos tentados a responder que sí. La imagen que se nos brinda desde la tele, el cine, las fotos, Internet, sumado a algunos prejuicios no superados del orden de que todo lo que por aquellos lugares suceda es mejor que esto, no nos permite ver lo que en realidad sucede. Los “empredadores inmobiliarios”, como los llama Layús, no son un invento local, ni siquiera nacional. Andan por todo el mundo, dañando convivencias armónicas, medio ambiente, corrompiendo a funcionarios débiles, y alterando naturaleza y cultura en pos de ganancias rápidas y sin riesgos.



Es de suponer que el dinero que se invierte en este tipo de estafas sociales, proviene de sectores de la economía en los que no se exponen a demasiados riesgos, y que cebados por esta condición pretenden enriquecerse aun más sin arriesgar casi nada. Algunos funcionarios a sueldo, intendentes, concejales,… qué más se le puede pedir a una ciudad pujante como Mar del… no, perdón, Marbella…



Y uno, a la luz del empecinamiento de propios y extraños se pregunta ¿qué necesidad hay de alterar lo que naturalmente viene creciendo sano, aunque es dable reconocer que con no pocos inconvenientes más por responsabilidad de gobiernos municipales ineptos para atender lo que la comunidad reclama como prioritario que por falencias de la propia comunidad, ¿cuál es la causa de una economía local deficitaria en un país y región que vienen creciendo a tasas inimaginables hace 9 ó 10 años? ¿de dónde proviene el morboso caudal de dinero que permitiría la ejecución de estos emprendimientos? ¿será como en España? ¿será de personas que cumplen con todas sus responsabilidades sociales, pagar impuestos, tener a sus trabajadores en blanco, etc.? ¿será que este dinero crece del suelo con no más esparcir algunas semillitas, como la soja? Si el municipio y la Delegación Puerto no pueden atender adecuadamente servicios básicos, como el mantenimiento de las calles





Qué es lo que van hacer cuando crezca el parque automotor? ¿Seguirán silenciando causas reales o poniendo excusas insólitas?



Layús opinaba en estas páginas:
“Es falso que haya planeamiento o gestión urbana, lo que hay -y permanece desde hace tiempo- es el diseño urbano a partir de la presión económico-financiera de los “empredadores inmobiliarios”, organizados en lobbys para influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de sus intereses. Hoy la ciudad está mutando sin darnos cuenta y cuando lo hagamos será demasiado tarde.”

“El paisaje urbano se está modificando y no como resultado del envejecimiento natural y biológico de los edificios, sino por el uso de la piqueta de esta especie que convive con el resto de los homínidos. Comienzan a aparecer banderas de remates de muebles y materiales, primer escalón, luego de la compra de chalet tradicionales, para luego demolerlos y reciclarlos como locales comerciales y forma parte de la política que facilita la construcción indiscriminada de edificios y la transformación de los barrios más codiciados. Se está modificando la arquitectura de la ciudad, se está alterando la forma de vida, se está degradando el ambiente y la falsa conciencia nos hace creer que es para bien.”



“Para cuántos habitantes/vehículos está preparada la infraestructura de la ciudad?
¿El objetivo de la ciudad es ser generadora de renta y riqueza para unos pocos?”
¿Dónde va a quedar nuestro mundo cotidiano cuando el paisaje urbano sea destruido por los empredadores inmobiliarios?
“Podrán vencer -tal vez- porque tiene más fuerza de la que necesitan, pero no convencerán; porque para convencer tienen que persuadir y para persuadir necesitan justo lo que les falta: la razón y el derecho.”



Y sigamos preguntándonos: Una administración que se confiesa deficitaria ¿con qué criterio atiende excepciones al código urbanístico en proyectos de carácter estrictamente comercial? No hay en estos emprendimientos otro objetivo que el de ganar dinero. Son propósitos enteramente egoístas, sin ningún beneficio comunitario. Si nuestros impuestos pagan los sueldos de los encargados de desarrollar el planeamiento urbano, ¿por qué políticos que ocupan cargos ejecutivos o legislativos –con ingresos mensuales que más quisiéramos muchos de nosotros y que también pagan nuestros aportes- consideran este tipo de excepciones? Si planeamiento considera que esto es lo mejor para el desarrollo de la zona ¿este emprendimiento no la desmejora, acaso?



Decía Tesán:
“Yo he visto a muchos de nuestros vecinos construir sus casitas. No estamos hablando de palacios, si no de casas simples, hechas con mucho esfuerzo y cariño. Gente de trabajo con el único y sano propósito en su vida que progresar sin lastimar a nadie. Todo lo contrario, gente que apuesta día a día a la solidaridad, la cooperación, la buena convivencia. Ellos, como nosotros, eligieron estos lugares por apacibles. Hace unos días una señora ya mayor me confesó que había venido a pasar sus últimos años aquí para morir mirando el mar desde mi casa… y hoy me lo quieren tapar con una torre.”



¿Que nos van a decir, a continuación, después de que el daño esté hecho, abriendo los brazos riojanamente?: “Bernardo, era neesario…”

1 comentario:

  1. ¿Tendrán más fuerza que todo el sur?, no creo, son pocos con mucha plata, pero sin respaldo intelectual respecto a fundamentar el porqué estas inversiones pueden ser novedosas para el turismo, son mentes antiguas y estrechas. Solo la avidez los mueve. Realmente creen que "altura = calidad", sí es así además son ciegos.

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