martes, 15 de septiembre de 2009

Análisis Coyuntural
DESCENTRALIZACIÓN MUNICIPAL
Unidos por el Sur

por Rosanna González

30.08.2009
Uno de los procesos políticos que ha tomado fuerza en los últimos años ha sido el de la descentralización en la toma de decisiones y el manejo presupuestario. Las regiones nacionales, las provincias y los municipios se debaten buscando una mayor capacidad de vuelo propio ante sus órganos superiores. También los barrios exigen a los municipios tomar las riendas de sus destinos.
No es un proceso típicamente argentino o marplatense. Nada más lejos. Comenzó en el Primer Mundo y desde allí llegó a Sudamérica. En nuestro país, Rosario es el ejemplo a seguir, a la que se han sumado Morón, Comodoro Rivadavia, La Matanza y un buen número de urbes que tienen proyectos en estudio, como Lanús y La Plata, por nombrar sólo algunos ejemplos bonaerenses.
Comenzaron el reclamo los propios municipios ante las provincias: la gestión de los servicios públicos básicos destinados a la población, la construcción y el mantenimiento de las infraestructuras urbanas, son temas prioritarios de la mayoría de las administraciones locales y de las agendas municipales; y constituyen el núcleo central de las acciones que las ciudades reclaman para sí. Es más, se reúnen para tratar estos temas en común. Tienen cada vez más conciencia de que el fortalecimiento institucional, el intercambio de experiencias y la capacitación de los técnicos y funcionarios locales son los caminos adecuados para que las administraciones locales hagan frente a las demandas de sus ciudadanos, y a los desafíos sociales y económicos a los cuales se enfrentan las 24 horas del día.
El proceso sigue de lo macro a lo micro. Ahora son los barrios los que les exigen a esas mismas comunas el propio terreno de acción para sus territorios. Nadie mejor que los vecinos para conocer las necesidades y problemáticas específicas de sus barrios cada vez más poblados y con más exigencias de servicios.
Pero no todo es soplar y hacer botellas. La descentralización y modernización del estado local significa un giro de 180 grados en el modelo tradicional de gestión, que puede ser sustentable sólo con una transformación social y cultural que la acompañe. Desde el comportamiento de los funcionarios políticos, como de los equipos técnicos, el personal administrativo de la municipalidad y de los propios ciudadanos, todos deben asumir nuevos roles. Esto implica un cambio de cultura, que debe atravesar toda la estructura municipal y también a los vecinos de la ciudad. Es un proceso que tendrá avances y retrocesos; y que, sobre todo, estará sometido a fuertes resistencias: los cambios, cuando son profundos, siempre generan conflictos.
Mar del Plata es una gran urbe. Cuenta con más de 600.000 habitantes fijos, más los miles que nos acompañan durante todo el año en calidad de turistas. Cualquier fin de semana normal se acerca a nuestra ciudad una cantidad tal de personas que en municipios menos poblados harían una enorme diferencia; pero en nuestra extensa y poblada ciudad, casi pasan inadvertidos. Recién notamos la diferencia cuando la ruta 2 se vuelve un atolladero, o en los días de enero y febrero. Mar del Plata se ha extendido y sufre todos los problemas de las ciudades grandes. Sumado a que parte de su población experimenta problemas económicos, muchos barrios, sobre todos los más alejados del centro, se convierten en núcleos de habitantes con necesidades importantes.
Hay 108 barrios reconocidos que se hallan comprendidos dentro del partido de General Pueyrredón, y, aproximadamente, 200 asentamientos en la ciudad con situación irregular de tenencia territorial o precariedad en la construcción de viviendas y con necesidades básicas insatisfechas. En estos últimos residen alrededor de 2.600 familias.
Hay otras zonas que no tienen problemas de pobreza extrema, pero uqe sí sufren la falta de servicios por el solo hecho de encontrarse lejos de los lugares donde se toman las decisiones. Es el caso de la zona de la ciudad que representa un grupo de vecinos convocados bajo el nombre “Unidos por el Sur” y que el 13 de agosto pasado entregaron a las autoridades municipales un pedido para crear la Delegación Municipal Sur, que tendría por jurisdicción el área comprendida por las calles Vértiz al norte, la costa al este, Av. Edison al oeste y el Arroyo las Brusquitas al sur. Esta zona forma parte actualmente de la jurisdicción de la Delegación Municipal del Puerto. Ha sido dirigida generalmente por funcionarios vinculados a la industria pesquera y, justamente por eso mismo, ha centrado su gestión en las problemáticas vinculadas con el movimiento industrial del Puerto, dejando de lado la problemática del 90% de su jurisdicción. Dentro de esta zona se encuentra Punta Mogotes, por ejemplo, con su problemática de zona turística completamente diferente a la región industrial del Puerto. Zona que necesita de la conservación de sus calles, del cuidado de su especial forestación, de una urbanización que no impida a los vecinos el contacto con el mar, y del cuidado de su especial sistema ecológico.
A Punta Mogotes la acompañan otros 17 barrios, con diferentes necesidades, como el tan especial Bosque de Peralta Ramos, un lugar soñado que si no es bien conservado puede hacernos perder a los marplatenses uno de los orgullos de la zona sur de la ciudad. También el barrio Faro Norte, Colinas de Peralta Ramos, el barrio Acantilados, entre otros.
Los vecinos estables y los turistas que tienen en esta zona sus residencias de verano, se han sentido históricamente relegados a la hora de hacer valer sus reclamos. Por eso buscan tener el mismo tratamiento que la zona de Sierra de los Padres, Batán o el Puerto. Quieren romper con años de desinversión en obras públicas, incluso en los servicios más básicos como el alumbrado, las necesarias instituciones educativas; o el eterno problema de la falta de transporte público que los sigue tratando como si en el sector viviera la misma cantidad de población de tres décadas atrás, sin haber tomado nota que esta zona tiene hoy, en invierno, la misma cantidad de habitantes que toda Necochea o la ciudad de Pergamino. No es un pedido extraño. La ciudad de Comodoro Rivadavia está llevando a cabo un estudio junto con la Universidad Nacional de la Patagonia para generar “sucursales” del municipio en lugares estratégicos de la ciudad, donde los vecinos puedan realizar la mayor cantidad de trámites posibles sin tener que llegar hasta el centro. Una vez delimitadas, se impulsará en cada unidad la formación de “Juntas de participación vecinal”, integrando a dirigentes barriales y representantes de distintas entidades. En las asambleas, cada participante deberá listar las obras y servicios que demandaría del municipio, y el conjunto elegirá un grupo que represente a cada uno de los barrios integrados en la unidad de gestión territorial. Serán los encargados de llevar los pedidos con más votos y elaborar los proyectos correspondientes con la asistencia de técnicos municipales, definiendo las prioridades para su sector. Nadie mejor que quienes disfrutan y padecen sus calles, sus veredas, sus luces y sus árboles, para hacer llegar a las autoridades sus reales necesidades. Manejan la información de su zona, como otros vecinos manejan la de la suya. Escucharlos no es sólo una obligación, es permitirse mejorar la toma de decisiones, hacerla mucho más responsable y adecuarla a la realidad y a la percepción de quienes habitan el territorio del sur marplatense, una de las zonas con mayor futuro de nuestra ciudad.
Rosario: el modelo
La descentralización municipal delineada por la Ciudad de Rosario tiene tres objetivos fundamentales: acercar la administración a los ciudadanos para lograr una gestión más eficiente, ágil y directa; planificar y gestionar las políticas y acciones a escala del distrito; y coordinar y articular el accionar de cada una de las áreas municipales en una gestión única a nivel del distrito.
En el caso de Rosario, se encararon gradualmente tres aspectos básicos. Primero, la descentralización operativa a través de la creación de las áreas de servicios urbanos, en una concepción mucho más integral de la cuestión urbana, incluyendo obras y servicios a escala distrital que antes se resolvían luego de atravesar muchos tabiques, en forma centralizada. Segundo, la descentralización administrativa, como una de las funciones centrales de los Centros Municipales de Distrito, junto a la descentralización de servicios sociales y culturales. Y tercero, la descentralización política, reflejada en la creación de nuevas instituciones descentralizadas que ha dado origen a nuevas dinámicas y nuevas reflexiones que permiten cambiar el estilo de gestión, permitiendo profundizar la democracia a través de prácticas participativas. No sólo el Poder Ejecutivo ha impulsado procesos como el presupuesto participativo. Otros órganos del Estado Municipal, como el Honorable Concejo Municipal, ha llevado adelante una ronda de sesiones en cada distrito, que fue posible gracias al avance del proceso descentralizador. Los espacios locales de los distritos se han convertido en un formidable escenario con cierta autonomía para concretar iniciativas sociales.
Este modelo de cogestión incorpora elementos diferenciadores tales como compartir la toma de decisiones sobre un tema tan concreto y a la vez tan sensible como el de la administración de los recursos; mejorar la transparencia y la capacidad de rendición de cuentas del gobierno local; y contribuir a difundir entre los ciudadanos información confiable y actualizada sobre las acciones de gobierno.

3 comentarios:

  1. A seguir la lucha, por la recuperación del espacio público marplatense!
    Fuerza compañeros!
    Los saluda:
    Gastón Duque

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  2. Perdón por la pregunta: pero quién es Papña Pitufo?
    Saludos a todos
    Marcos

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